Había empezado a irse, hace tiempo,
se fue yendo de tanto y a su paso
de la maestra eterna, la de todos,
la del silbato y el amor a la docencia,
la que bailó folklore hasta quebrarse,
la que creó una peña para enseñarlo,
la estoica infaltable a todos lados,
la de la ética incólume, irrebatible,
la compradora atenta a todo timbre,
la de la mano extendida a quien llegara,
la de los mates dulces de la cinco,
la espectadora de todas funciones,
la trabajadora incansable,
peronista obstinada a toda hora,
la profesora,
la que no dejaba de añorar a su Bragado,
la que siempre tenía alguna broma.
Se fue yendo hace tiempo, de sus cosas,
me dejó la herencia de sus rimas
y entre otras, la terquedad de saber
que nada es imposible,
que no hay puertas cerradas
ni rencores durables.
Será una luna en el reloj
o irá a caballo con su abuelo indio, o su abuela gaucha,
o quizás sólo sea lengua mapuche
en lontananza,
o la descripción precisa de un ocaso,
o de un viejo que pasa.
Ella empezó a irse hacia otro tiempo,
En sus ojos se veían los recuerdos de su infancia,
Sus hermanos, sus sueños y mi viejo,
Mi hermano, yo y sus nietos,
Se escapaban por los agujeros del silencio
Que poco a poco la apagaban.
Ella empezó a irse de a poquito,
Y terminó de irse esta mañana,
Entre nubes que habrán sido guardapolvos
Para cantar Aurora a su llegada.
Mi mamá empezó a irse hace mucho,
Hoy decidió dejar su cuerpo,
Ese que no la dejaba
Volar adonde están todos los sueños,
Adonde estarán todas sus palabras.
Y nos quedamos más solos y más viejos
Mirando el vacío en el espejo
Porque el tiempo imperturbable
Sigue su marcha.
Ella había empezado a irse hace tiempo.
Terminó de hacerse al vuelo,
Esta mañana.
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